Episodio 32: El tesoro (las planchas, parte 2)

Inventing Mormonism

Capítulo 5
El Tesoro

En el verano de 1827, cuando los recién casados José y Emma Smith estaban viviendo con la familia de José en Manchester, Nueva York, la gente comenzó a escuchar de la familia Smith de un tesoro que José había encontrado. Ellos contaron la historia de un libro escrito en planchas de oro que habían sido enterrados en la tierra en una colina en Manchester (más tarde llamado el Cerro Cumorah) cerca de dos millas al sureste de su casa. Este drumlin glacial había sido, de acuerdo con un erudito, “el lugar de la excavación del tesoro, tanto antes como después de que José Smith recibiera las planchas de oro”. (Un drumlin es un monte compuesto de restos glaciares.)

Este capítulo trata de recuperar de las fuentes disponibles las primeras versiones de esta saga. Ciertamente, ninguna historia por sí misma da una imagen completa de los eventos recopilados años después. Sin embargo, los patrones y similitudes importantes se repiten entre las primeras historias. En contraste con la historia que más tarde se contó, las versiones más tempranas vincularon el descubrimiento de las planchas con la práctica de la búsqueda de tesoros enterrados (este es un tema controversial, ya que estaba vinculado con la magia y la superstición). También vinculan la obtención de las planchas con los rituales mágicos tradicionalmente asociados con la adquisición de tesoros por medio de espíritus guardianes. (en otras palabras, las versiones mas nuevas de la obtención de las planchas son exclusivamente espirituales. El ángel se le apareció a José y le dijo a donde debía dirigirse, pero las versiones más antiguas tienen mucho que ver con la magia, las cuales vamos a ver en un minuto).

EL ÁNGEL

Willard Chase fue un vecino y amigo de la familia Smith. Él los conocía desde 1820 y más tarde recordó que la familia estaba en el negocio de la búsqueda de tesoros “hasta la última parte de la temporada de 1827”. Ese junio, José Smith padre le contó a Chase una historia extraordinaria, cuyos inicios tenían más de tres años:

Que hacía unos años un espíritu se le había aparecido a José, su hijo, en una visión, y le informó de que en cierto lugar había un registro sobre planchas de oro, y que él era la persona que debía obtenerlos, y esto se debía hacer de la siguiente manera: El 22 de septiembre se debía presentar en el lugar donde se depositó el manuscrito, vestido con ropa de color negro y montado en un caballo negro con una cola “switch tail”, y exigir el libro usando un cierto nombre, y después de conseguirlo, tenía que ir en dirección opuesta, y no ponerlo en el piso ni mirar hacia atrás. Ellos equiparon a José con un traje negro y pidieron prestado un caballo negro.

(Smith, evidentemente, no le dio al mensajero un nombre mientras estaba en Nueva York. En su historia de 1838 a 1839, mencionó que el personaje que se le apareció declaró que “su nombre era Nefi”. En otras fuentes, la persona que enterró las planchas de oro y se le apareció a Smith se llamaba “Moroni”, hijo de Mormón.

Algunos historiadores consideran que esta referencia a “Nefi” como un error del escriba:

Las contradicciones en lo que se refiere al nombre del mensajero angelical que se le apareció a José Smith se produjeron probablemente a través de errores de los copiadores de los documentos, y, creemos, debe ser corregido, y las correcciones se publicarán para información del público general, en una fecha tan temprana como se puede encontrar conveniente. A consecuencia de una cuidadosa investigación, estamos plenamente convencidos de que Moroni es el nombre correcto. Esta también fue la conclusión del ex historiador, George A. Smith.

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Cabe señalar que no hay pasajes de las Escrituras citados en la narrativa de 1832 de la visita del mensajero, a diferencia de la historia más tardía. En la descripción de Oliver Cowdery publicada en el Messenger and Advocate en 1835, el ángel citó muchos versículos bíblicos. En 1838-39, en la historia narrativa de Smith, los pasajes de Escrituras aparecen pero son revisados con nuevo énfasis.

A Chase, al parecer, se le dijo que Smith, de hecho, fue a la caja de piedra en la que el libro de oro estaba depositado y lo sacó:

pero temiendo que alguien pudiera descubrir el lugar de dónde lo sacó, lo dejó en el suelo para poner la piedra en su lugar tal como la había encontrado, y dándose la vuelta, para su sorpresa no había ningún libro a la vista. Volvió a abrir la caja, y en ella vio el libro y trató de sacarlo, pero fue obstaculizado. Vio en la caja algo así como un sapo, que pronto asumió la apariencia de un hombre, y le golpeó en el costado de su cabeza. (La razón por la que Chase es creíble es porque él fue uno de los vecinos más cercanos a los Smith en New York. De hecho ellos trabajaron juntos, y fue Chase quien encontró la piedra que José usó para traducir el Libro de Mormón).

Smith trató de tomar el libro de nuevo, pero de nuevo fue golpeado por el espíritu. Al preguntar "¿por qué no puedo obtener las planchas", se le dijo que no había obedecido las órdenes del espíritu. Posteriormente, fue instruido que llevara a su hermano mayor Alvin:

ven en un año a partir de este día, y trae a tu hermano mayor, y las tendrás. Este espíritu, dijo, era el espíritu del profeta que escribió este libro, y que fue enviado a José Smith para darle a conocer estas cosas. Antes de que pasara un año, su hermano mayor murió, lo que fue, dijo el viejo, un accidente providencial.

Cuando Smith regresó un año más tarde, el espíritu le preguntó por su hermano. Al enterarse que estaba muerto, el espíritu "le ordenó que viniera otra vez en un año, y trajera con él a un hombre. Al preguntar quién debía ser el hombre, se le respondió que él lo sabría cuando lo viera".

ACOMPAÑANTE

Según el relato de Chase, filtrada a través de su perspectiva y la de José padre, José primero decidió que el próximo año llevaría a Samuel Lawrence, otro buscador de tesoros y vidente en el área de Manchester:

José creía que un Samuel T. Lawrence era el hombre aludido por el espíritu, y fue con él a una colina de apariencia singular, en Manchester, y le mostró dónde estaba el tesoro. Lawrence le preguntó si alguna vez había descubierto cualquier cosa con las planchas de oro, dijo que no: luego le pidió que mirara en su piedra para ver si había alguna cosa con las planchas. Él miró y dijo que no había nada, él le dijo que mirara de nuevo para ver si no había un gran par de lentes con las planchas, miró y luego vio a un par de gafas, la misma con la que José dijo que tradujo el Libro de Mormón.

Lawrence le dijo que no sería prudente dejar que estas planchas se dejaran ver por unos dos años, ya que sería una gran perturbación en el barrio. No mucho después de esto, José cambió de opinión y dijo que Lawrence no era el hombre adecuado y que no le había dicho cuál era el lugar correcto.

Un centenar de kilómetros al sur, un residente de Colesville para quien Smith trabajó brevemente contó una historia muy similar. José Knight, cuyas memorias fueran escritas en algún momento entre 1835 y 1847, cuando murió, dijo también acerca del espíritu solicitando que José trajera a Alvin a la colina. Knight no menciona a Lawrence, pero su relato agrega la identidad de una tercera persona a quien Smith se vio obligado por el personaje espiritual a llevar a la colina con el fin de obtener el tesoro, su futura esposa Emma Hale:

De allí él [José Smith] fue a la colina donde se le informó que se encontraba el registro y no encontró problemas ya que aparecía de manera tan clara como si estuviera familiarizado con el lugar, tan clara era la visión que había tenido. Él fue y encontró el lugar y lo abrió y encontró una caja simple. Él la abrió y encontró el libro y lo sacó y lo puso a su lado y pensó que podría cubrir el lugar otra vez creyendo que podría haber algo más allí. Pero se le dijo que tomara el libro y saliera de inmediato. Y después de haber cubierto el lugar, se volvió para tomar el libro y no estaba allí y estaba sorprendido de que el libro había desaparecido. Él pensó que miraría en el lugar de nuevo y ver si no había vuelto a la caja. Había escuchado a gente hablar de esas cosas. Abrió la caja y he aquí que el libro estaba allí. Él tomó el libro para sacarlo de nuevo y he aquí que él no pudo mover el libro más de lo que podía mover la montaña. Exclamó: "Por qué no puedo mover este libro?" Y la respuesta fue, "no lo has hecho bien, deberías haber tomado el libro y haberte ido en seguida. Ahora no lo puedes tener. "José dijo:" ¿Cuándo puedo tenerlo? "La respuesta fue el día 22 de septiembre próximo si traes contigo a la persona adecuada. José dijo, "¿quién es la persona adecuada?" La respuesta fue "tu hermano mayor".

Pero antes de septiembre, su hermano mayor murió. José estuvo decepcionado y no sabía lo que debía  hacer. Pero cuando el día 22 de septiembre vino, se fue al lugar y apareció el personaje y le dijo que no podía tenerlo ahora. Pero el día 22 de septiembre siguiente podría tener el libro si traía con él a la persona adecuada. José preguntó, "¿quién es la persona adecuada?" La respuesta fue, lo sabrás. Luego miró en su piedra y encontró que era Emma Hale, hija del viejo señor Hail [Hale] de Pensilvania, una chica que había visto antes, porque había estado allí antes conmigo.

José Knight escribió que José Smith "miró en su piedra y encontró que Emma Hale" era la persona adecuada para llevar a la colina para obtener el libro. Smith le dijo a Henry Harris "que un ángel se le apareció, y le dijo que no podía conseguir las planchas hasta que se casara". William R. Hine dijo, "Jo le dijo a Emma que había tenido una revelación acerca de las planchas, pero que no podía obtenerlas hasta que se casara con ella".

Cerca del año 1830, Fayette Lapham visitó a la familia Smith con un amigo, Jacob Ramsdell, y habló con José padre acerca de tratar de encontrar el registro enterrado. La narración de Lapham, que fue publicada en 1870, es muy similar a las versiones relatadas por Chase y Knight, incluyendo los detalles sobre cómo llevar a Alvin y a Emma a la colina para aplacar al espíritu guardián:

Él [José] luego le dijo a su padre que, en su sueño, un hombre muy grande y alto se le apareció, vestido con un antiguo traje de la ropa, y que las ropas estaban ensangrentadas. Y el hombre le dijo que había un valioso tesoro, enterrado desde hacía muchos años, no muy lejos de ese lugar, y que ahora había llegado el tiempo de ser traído a la luz para el beneficio del mundo en general, y que si seguía estrictamente sus direcciones, que le dirigiría al lugar donde estaba depositado, de tal manera que podía obtenerlo. Luego le dijo que iba a tener que conseguir una cierta colcha, la cual describió, y un traje pasado de moda del mismo color, y una servilleta donde poner el tesoro… cuando consiguiera las planchas, no debía ponerlas en el piso hasta que las hubiera puesto en la servilleta .... José montó su caballo .... Retomando el primer artículo, vio a los siguientes a continuación: poniendo en el piso al primero, él trató de conseguir los otros, pero antes de que pudiera apoderarse de ellos, el que había tomado se deslizó de vuelta al lugar de donde lo había sacado.

Smith fue herido y cayó de espaldas. El personaje entonces le dijo que

cuando el tesoro fue depositado allí, él había jurado encargarse de esa propiedad y de protegerla, hasta el momento en que debiera ser exhibida al mundo de la humanidad y, con el fin de evitar una divulgación indebida, fue asesinado o matado en el acto, y el tesoro había estado a su cargo desde entonces. Él dijo a José que no había seguido sus instrucciones, y, en consecuencia de poner el artículo en el piso antes de meterlo en la servilleta, que no podía tener el artículo ese día, pero que si él venía otra vez en un año, podría tenerlos.

El año pasó antes que José estuviera consciente de ello, pero él fue al lugar del depósito, donde el mismo hombre apareció de nuevo, y dijo que no había sido puntual en el seguimiento de sus instrucciones y, en consecuencia, que todavía no podía tener el artículo. José le preguntó cuándo podría tenerlos, y la respuesta fue: "Vuelve en un año a partir de este momento, y trae a tu hermano mayor contigo, entonces podrás tenerlo”. Durante ese año, dio la casualidad de que su hermano mayor murió; pero, al final del año, José se presentó al lugar de nuevo y le dijo al hombre que todavía guardaba el tesoro que, en la medida en que no podía traer a su hermano mayor, no podía tener el tesoro todavía, pero que habría otra persona designada para que lo acompañara en un año a partir de ese momento, cuando podía tenerlo.

Se le dijo entonces acerca de una persona importante que iba a conocer,

José le preguntó: "¿Cómo voy a conocer a la persona?" Y se le dijo que conocería a la persona a primera vista. Durante ese año José fue a la ciudad de Harmony, en el Estado de Pennsylvania, a petición de alguien que quería la ayuda de su varita mágica y de su piedra en la búsqueda de un tesoro escondido, el cual supuestamente había sido depositado allí por los indios o por alguien más. Una vez allí, quedó en compañía de una mujer joven, y cuando la vio por primera vez estuvo convencido de que ella era la persona nombrada para ir con él para conseguir el tesoro que había fracasado de obtener tantas veces. (Este relato es interesantísimo porque sigue las otras versiones de la narración casi al pie de la letra, con la excepción del gigante ensangrentado que se le aparece a José en lugar del ángel Moroni. Por más que este haya sido un relato equivocado, esto es algo de lo que la gente hablaba en aquella época, y es algo que se relacionaba con la historia de la iglesia.)

La madre de Smith, Lucy Mack Smith, añadió sus propios recuerdos sobre el registro de oro en su autobiografía. Alvin, recuerda su madre, estaba especialmente interesado en el registro. En su lecho de muerte le dijo a José: "Yo quiero que seas un buen chico y que hagas todo lo que esté a tu alcance para obtener el registro. Sé fiel en recibir instrucción y guardar todo mandamiento que se te da”. De acuerdo con Lucy," Alvin siempre había manifestado un mayor afán y  ansiedad, de ser posible, que cualquiera de los demás en relación con el registro que se le había mostrado a José, y siempre mostró el más intenso interés sobre el asunto. Con esto en nuestra mente, no podíamos soportar oír o decir una palabra sobre el tema, ya que en el momento en que José hablaba del registro, traía de inmediato a Alvin a nuestra mente”. Lucy continúa," pero ninguno fue más dedicado que aquel a quien estábamos condenados a perder, siendo que Alvin nunca fue más feliz que cuando estaba contemplando el éxito final de su hermano en la obtención de las registro. Y ahora me parece que lo puedo oír con su final aliento rogándole a su hermano que continuara fiel para así poder obtener el premio que el Señor le había prometido”.

LAS PLANCHAS

Es evidente que la historia de las planchas de oro se había repetido fuera de la familia Smith antes de septiembre de 1827, y sin duda parecía familiar a aquellos que lo escucharon y fueron familiarizados con las historias sobre las actividades de excavación de tesoros de la familia Smith. Un número de narrativas han sobrevivido que describen cómo Smith se vio en posesión de las planchas de oro. Según el relato detallado de su madre, el 20 de septiembre 1827 José Knight y su amigo Josías Stowell llegaron a la casa de la familia Smith. Knight había oído decir que él iba a conseguir el registro el 22 de septiembre. Esta era la razón por lo que estaba en la casa antes de que José Smith fuera a buscar las planchas, y "se quedó con nosotros hasta el 22”.

Temprano en la mañana del día 22, José y Emma salieron de la casa de los Smith “tomando el caballo y el carro del señor Knight” sin su conocimiento para viajar a la colina a unos tres kilómetros. Cuando llegaron a la colina, José dejó a Emma con la carreta mientras fue hacia el lado de la colina. José dijo que luego tomó las planchas de una caja en el suelo y las escondió en la copa de un árbol caído, ocultándolas en la corteza de un árbol caído. Él volvió a la carreta de Knight, donde Emma estaba esperando, y regresaron a la casa.

Mientras tanto, en la casa de los Smith, según Lucy, "Cuando los hombres de la familia se sentaron a desayunar, el señor Smith preguntó por José, ya que nadie, más que yo, sabía dónde se había ido. Le dije que no iba a llamar a José para que viniera a desayunar, que iba a hacer que se quedara con su esposa. "Lucy le pidió a su marido que cubriera la ausencia de su hijo," deja que coma con su esposa esta mañana. "

José Knight pronto descubrió que su “caballo y su carro habían desaparecido”. Lucy recordó que “el señor Knight llegó muy perturbado. Señor Smith, dijo él, mi caballo se ha ido. Yo no lo encuentro en las instalaciones y quiero ir a mi casa en media hora. No se preocupe por el caballo, le dije, [usted] no conoce todos los rincones y esquinas en el pastoral. Voy a llamar a William (mi quinto hijo), quien pronto se lo traerá. Esto lo satisfizo por un tiempo, pero pronto hizo otro descubrimiento: su carro también había desaparecido, y ahora llegó a la conclusión de que el caballo y el carro se había ido juntos y algunos canallas se habían ido con ellos a la vez.” Knight evidentemente fue a buscarlos, y “mientras él estaba ausente, José volvió”. Knight recordó, “después de un tiempo él [José] llegó a casa y devolvió el caballo. Todos vinieron a la casa para desayuno. Pero nada se dijo de dónde habían estado”.

Las planchas estaban ahora, de acuerdo con José, escondidas en la copa de un árbol caído, pero se necesitaba un mejor lugar para depositarlas. De acuerdo con Lucy, José “pidió mi consejo en qué sería la mejor manera de conseguir un cofre”. Ellos decidieron hacer que alguien les hiciera uno, pero le faltaba el dinero para pagar por él hasta que

Al día siguiente el Señor Warner vino y le pidió a José que fuera con él a la casa de una viuda en Macedonia de nombre Wells, que quería una pared en una aljibe y que quería un poco de trabajo hecho, y que le pagaría dinero por ello. Él acompañó al señor Warner a Macedonia, como le pidió la Sra. Wells. Nadie en la familia había visto ni oído hablar de esta mujer antes, aunque ella envió específicamente por José. Consideramos que fue una disposición de la Providencia para que pudiéramos pagar el dinero que le debíamos al fabricante de muebles.

La historia se expandió fuera de la familia Smith de que José había obtenido unas planchas de oro que habían sido enterradas bajo la tierra. Puesto que José y su padre habían estado involucrados con un grupo de búsqueda de tesoros, sus antiguos socios querían su parte del hallazgo. Como Martin Harris explicó: "Los buscadores de tesoros alegaron que tenían el mismo derecho que José a las planchas, ya que estaban en la compañía juntos. Afirmaron que José había sido un traidor, y que se había apropiado para sí de lo que les pertenecía. Por esta razón, José tenía miedo de ellos".

(David Whitmer en una entrevista dijo: "He tenido conversaciones con varios jóvenes que dijeron que José Smith tenía unas planchas de oro, y que antes de él las obtuviera les había prometido compartirlas con ellos, pero no lo había hecho, y por lo tanto estaban muy irritados con él".)

De acuerdo con Lucy, José padre fue informado que un grupo de “10 ó 12 hombres estaban reunidos junto con un Willard Chase, líder de una clase metodista a la cabeza”, y que había enviado a buscar a un anónimo conjurador "para adivinar el lugar donde el registro fue depositado por arte de magia”. "En consecuencia", continuó, "la mañana después de que nos enteramos de sus planes, el Sr. Smith fue a una colina que miraba hacia el este de nosotros para ver lo que podría descubrir entre los vecinos allí. En la primera casa que fue, encontró al conjurador, a Willard Chase y a la compañía entera. Era la casa de un señor Laurence”. José Knight escribió más tarde:" Voy a decir que había un hombre cerca, de nombre Samuel Lawrance. Era un vidente y había "estado en la colina y sabía de las cosas guardadas en la colina y que estaba tratando de obtenerlas.

Mientras José Jr. estaba trabajando y viviendo en Macedonia ayudando a la señora Wells con su aljibe, Emma tomó un caballo extraviado que había estado en las instalaciones de los Smiths por dos días (según Lucy) y se dirigió a Macedonia. José salió del pozo porque había percibido que Emma venía a verlo. Ella le informó que los buscadores de tesoros le afirmaron haber localizado el escondite de su libro de oro. José miró en su piedra de vidente y le dijo a Emma que las planchas estaban a salvo. José prometió a la señora Wells que iba a volver en cuanto pudiera, después se montó en un caballo "en su traje de lino" (bata o delantal de trabajo), y se fue a casa con Emma.

José caminó solo al lugar donde había escondido las planchas de oro sobre o cerca de la colina. Varias personas recuerdan la historia de cómo se enteraron que trajo las planchas a la casa de los Smith. Según la versión de Lucy,

tomó las planchas de su escondite y envolviéndolas en su traje de lino, las puso bajo el brazo y se dirigió a la casa. Después de caminar una distancia corta en el camino, llegó a la conclusión que sería más seguro cruzar por el bosque. No había avanzado mucho en esa dirección hasta que, cuando saltó sobre un tronco, un hombre salió y le dio un fuerte golpe con un arma. José lo tiró al piso (Esta es la única historia que menciona un arma. Martin Harris entiende que fue golpeado con un palo o garrote).

Smith afirmó que derribó varios hombres mientras corría a su casa, llegando sin aliento. Cuando toda la conmoción se calmó, Smith mostró a los asistentes su pulgar dislocado, el cual su padre le puso en su lugar. Smith luego "nos contó a la compañía [José Knight y Josiah Stowell] toda la historia del registro”.

Orson Pratt escribió en 1840 sobre esta parte de la historia:

Y después de haber obtenido esas cosas sagradas, mientras procedía a su casa a través de un área desolada y por los campos, fue asaltado por dos rufianes que se habían escondido con el fin de robarle los registros. Uno de ellos lo golpeó con un palo antes de que los percibiera, pero al ser un hombre fuerte y de gran estatura, con gran esfuerzo se libró de ellos y corrió hacia la casa, siendo perseguido de cerca hasta que llegó cerca de la casa de su padre.

Orson Hyde declaró además cuando publicó su panfleto alemán en 1842, "en una ocasión él [José], fue golpeado por dos hombres con garrotes con tanta violencia que aún este día lleva las cicatrices de su cuerpo". En 1844 se informó de que "José Smith fue derribado con una estaca de metal, y luego sanó casi instantáneamente".

Después de esto Smith fue a la casa de Willard Chase y habló con él. Chase recordó la historia que Smith le dijo, la cual es similar a las historias de la madre de Smith y su amigo José Knight

Que el día 22 de septiembre, se levantó muy de mañana, y tomó sin permiso o licencia un vagón de un caballo de alguien que se había quedado toda la noche en su casa, y, junto con su esposa, reparó a la colina que contenía el libro. Dejó a su esposa en el carro, en la carretera, y fue solo a la montaña, a una distancia de treinta o cuarenta varas de la carretera, dijo que luego tomó el libro de la tierra, lo escondió en la cima del árbol, y regresó a su casa. Luego fue a la ciudad de Macedonia para trabajar. Después de unos diez días, habiéndose sugerido que alguien tenía su libro, su mujer fue tras él, contrató a un caballo, y se fue a su casa por la tarde, permaneció el suficiente tiempo para beber una taza de té, y luego fue a buscar su libro, el cual se encontraba seguro, se quitó el traje (bata o delantal), envolvió las planchas en él, lo puso bajo el brazo y corrió todo el camino a casa, a una distancia de unos dos millas. Él dijo que calculaba que las planchas pesaban sesenta libras (unos 27 kilos), pero que estaba seguro de que pesaban al menos cuarenta (o 18 kilos). A su regreso a casa, él dijo que fue atacado por dos hombres en el bosque, y tiró a ambos al suelo y se escapó, llegó sano y salvo y guardó su tesoro. Luego señaló que si no hubiera sido por esa piedra, (que reconoció que me pertenecía) no habría obtenido el libro.

Martin Harris, un granjero rico de Palmira que conocía a los Smiths como buscadores de tesoros, se enteró del hallazgo. Lucy Smith dijo que Harris estaba consciente de la existencia de las planchas de oro desde hacía algún tiempo: "Aquí quisiera mencionar que nadie sabía nada de este asunto de nuestra parte, excepto un amigo íntimo de mi marido a quien llamó unos 2 o 3 años antes". Sin embargo, Harris dijo que se enteró de las planchas de oro "alrededor del primero de octubre de 1827." Recordó que

La primera vez que oí hablar del asunto, mi hermano . . . Harris, quien había estado en el pueblo de Palmyra, me preguntó si [yo] había oído hablar que José Smith hijo tenía una biblia de oro. Mis pensamientos fueron que los buscadores de dinero probablemente habían desenterrado una vieja tetera de latón, o algo por el estilo. No pensé más sobre eso. Esto fue alrededor del primero de octubre de 1827.

Casi todos los que oyeron versiones de la historia recordaron en particular la interacción de Smith con el mensajero o el espíritu asociado con las planchas de oro. Abigail Harris recordó la visita de los padres de Smith, "Me dijeron que el informe que José hijo había encontrado planchas de oro era cierto, y que él estaba en Harmony, Pensilvania traduciéndolas, que esas planchas estaban en existencia, y que José hijo iba a obtenerlas, y que le fue revelado por el espíritu de uno de los santos que había en este continente, previo a su ser descubierto por Colón”.

Henry Harris escuchó sobre las planchas de oro de José Smith y recordó la interacción de Smith con un ángel y su uso de la piedra del vidente:

Después de que él pretendió haber encontrado las planchas de oro, tuve una conversación con él y le pregunté dónde las encontró y cómo vino a saber dónde estaban. Dijo que tuvo una revelación de Dios que le dijo que estaban escondidas en una determinada colina y que miró en su piedra y las vio en el lugar donde estaban depositadas, que apareció un ángel y le dijo que no podía conseguir las planchas hasta que estuviera casado, y que cuando vio a la mujer que iba a ser su esposa, él la conocería y que ella lo conocería a él.

Benjamin Saunders, que tenía trece años de edad en ese momento, recordó haber oído la historia en su casa:

Oí a Joe decirle a mi madre y hermana cómo adquirió las planchas. Dijo que un ángel lo dirigió a donde estaban. Fue durante la noche para conseguir las planchas. Cuando tomó las planchas, había algo abajo cerca de la caja que parecía un poco como un sapo que se habían convertido en un hombre quien le prohibió que tomase las planchas. Encontró un gran par de gafas <junto con las planchas>. Cuando volvió a su casa alguien trató de obtener las planchas de él. Dijo que tir[ó] al hombre al piso y que se escapó. Tuvo dos o tres peleas en el camino. Vi su mano toda inflamada y me dijo que pasó cuando peleó con sus enemigos. (La versión del sapo coincide con la historia de Willard Chase, y ambos Chase y Saunders dicen que escucharon la historia directamente de José o de su padre.)

Durante el tiempo que según se informa Smith obtuvo las planchas de oro en Manchester, se dijo que estuvieron ocultadas en varios lugares. Varios relatos han sobrevivido que detallan la ayuda de Alvah Beeman. Lucy Smith recordó que Beeman "vino de la aldea <de Livonia>, un hombre en quien hemos depositado mucha confianza .... se resolvió que una parte del hogar (chimenea) se debía ser removida y las planchas enterradas bajo el mismo". Esto fue justo antes de que una "gran compañía de hombres llegara corriendo a la casa armados con armas de fuego" buscando las planchas de oro. Martin Harris mencionó "al viejo señor Beman" como uno de los buscadores de tesoros que habían estado "cavando en búsqueda de dinero supuestamente ocultada por los antiguos". Las planchas de oro fueron finalmente "puestas en una caja de vidrio Ontario antiguo”. Martin Harris dijo: "El viejo señor Beman cortó los extremos, haciendo que la caja tuviera la longitud adecuada para ponerlas en ella, y cuando las pusieron en la caja, dijo que las oyó [tintinear], pero no se le permitió verlas. Él me lo dijo”.

La hija de Beeman, María, relató lo que escuchó de su padre y las planchas de oro:

Padre entró en contacto con Padre José Smith, el padre del Profeta, quien con frecuencia iba a Palmira para ver a Smith padre y a su familia, durante este tiempo el hermano José Smith llegó en posesión de las planchas que contenían el Libro de Mormón. Tan pronto como se oyó en los alrededores que se había encontrado una Biblia de oro (por eso era lo que se llamaban en ese momento) las mentes de las personas se pusieron tan emocionadas y se levantaron a tal punto que una muchedumbre se reunió en conjunto para buscar los registros en la casa de Padre Smith. Mi padre estaba allí en ese momento y ayudó a ocultar las planchas en una caja en un lugar apartado donde nadie las podía encontrar.

Tras permanecer oculto bajo el hogar, según los informes, fueron colocados en el taller de cobre de los Smith. Finalmente las planchas fueron "cerradas con clavos en una caja y la caja puesta en un fuerte barril hecho para ese fin, el barril fue entonces lleno de frijoles y se dirigió hacia arriba (?). La habilidad como fabricantes de barriles de los Smith fue útil en este caso.

Ante el temor a los buscadores de dinero hostiles cerca de Manchester, la familia de Emma le permitió a ella y a su marido regresar a su casa en Harmony, Pensilvania. Su hermano Alva ayudó a transportar a la pareja y su barril de frijoles a la propiedad de los Hale (padres de Emma), donde José comenzó a dictar el texto de su libro. En 1829, después de que se completó el dictado y se estaban estableciendo las tipografías en la imprenta, Smith escribió una carta desde Harmony a Oliver Cowdery sobre su estancia en el sur de Nueva York y Pensilvania: "la gente es muy amable con nosotros excepto unos pocos que están en oposición a todo a menos que sea algo que es exactamente igual a ellos y dos de nuestros perseguidores más formidables están ahora bajo la censura y han sido citados a un juicio en la iglesia por crímenes que, si son ciertos, son peores que los asuntos del libro de oro”. (¿Por qué a un juicio a la iglesia si no eran miembros? ¿Y qué quiere decir eso de los crímenes en el libro de oro?)

El padre de Emma, Isaac, recordó más tarde la estadía de su hija y de su yerno en su casa:

Se me informó que habían traído un libro maravilloso de Planchas con ellos. Se me mostró una caja en la que se me dijo que estaba contenidos, que había, a todas luces, sido utilizada como una caja de vidrio del tamaño de una ventana común. Se me permitió sentir el peso de la caja y se me dio a entender que el libro de planchas estaba entonces en la caja en la que, sin embargo, no estaba autorizado a mirar.

En la primavera de 1828, Martin Harris llegó a Harmony para ayudar a Smith como escriba durante el proceso de traducción. Relatos del proceso de traducción que sobrevivieron sugieren que Smith trabajó sin utilizar directamente las planchas, esto a pesar de todas las dificultades para obtener, ocultar y traer las planchas. Cuando se trató de traducir las planchas cruciales, no estaban más presentes en la sala que el antiguo "pergamino" de Juan el Amado, las palabras quien José también dictó en ese tiempo. Las historias enfatizan el uso continuo de una piedra vidente por parte de Smith.

(Un estudio relativamente reciente señala:

Las planchas no podían haber sido utilizados directamente en el proceso de traducción. El Profeta, con su rostro en un sombrero para excluir la luz exterior, habría sido incapaz de ver las planchas directamente, aún si hubieran estado presentes durante la transcripción. Una imagen mental del joven José, con la cara enterrada en un sombrero, mirando a una piedra vidente, con las planchas fuera de la vista, no ha sido una opinión generalizada desde los primeros días de la Iglesia. El punto de vista plantea algunas preguntas difíciles. ¿Por qué, por ejemplo, se dio tan gran cuidado para conservar las planchas durante miles de años si no iban a ser utilizadas en el proceso de traducción?.

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James Lancaster escribió: "Un examen del testimonio ocular produce el siguiente consenso sobre el método de la traducción del Libro de Mormón: ... las planchas no fueron utilizados en el proceso de traducción y, a menudo ni siquiera estaban a la vista durante la traducción.)

El resumen del proceso por parte de Isaac Hale sugiere su incredulidad: "La manera en que él [José] fingió leer e interpretar, fue la misma que cuando buscó sus tesoros, con la piedra en el sombrero y el sombrero sobre la cara, ¡mientras que el libro de las planchas estaban al mismo tiempo escondidas en el bosque!" David Whitmer de Fayette, Nueva York, antiguo discípulo de José Smith, quien se familiarizó con él en 1829, mientras que el libro estaba todavía siendo dictado, recordó en 1881: "Él [José] no utilizó las planchas en la traducción, sino que se ponía los intérpretes en los ojos y se tapaba la cara con un sombrero, para excluir toda luz, y delante de sus ojos aparecería lo que parecía sea un pergamino "en el que veía a los personajes de las planchas y la traducción. José entonces leía a su escriba las palabras que veía. En una entrevista de 1885, Whitmer dijo que José utilizó una piedra vidente "colocada en un sombrero en el que enterró la cara, diciéndome y a otros que el texto original aparecía en un pergamino y debajo de ella la traducción en inglés que le permitía leerlo con facilidad”.

No está claro a partir de las primeras versiones si Smith utilizó una piedra vidente o, como en una tradición, un par de piedras o gafas. En el relato de Smith 1832, menciona que habían "gafas para leer el libro”. José Knight, quien visitó a Smith en Harmony, escribió,

Ahora, la forma en que fue tradujo fue poniendo el Urim y Tumim en el sombrero, oscureciendo sus ojos y luego tomaba una frase o comentario que aparecía en letras romanas brillantes. Entonces él le decía al escriba lo que tenía que escribir. Luego el texto se iba y la próxima oración aparecía, y así sucesivamente. Pero si no escrito con buena ortografía no se iría hasta que fue escrito bien, por lo que vemos que era maravilloso. Así fue como tradujo el libro entero.

(Esto, por supuesto, es muy impresionante. Excepto que en la página web de la iglesia, dice que “José Smith tradujo el Libro de Mormón por el don y el poder de Dios. En el proceso de dictado, transcripción, copiado, tipografiado e impresión se produjeron algunos errores humanos. Poco después de la primera impresión del Libro de Mormón en 1830, los lectores comenzaron a descubrir errores tipográficos, ortográficos y otros. El profeta José Smith y Oliver Cowdery hicieron más de mil correcciones para la segunda edición de 1837. Para la tercera edición de 1840, José Smith realizó correcciones adicionales después de hacer una meticulosa revisión profética, comparando el manuscrito original con el texto impreso”. Pero después de todo este es José Knight hablando, y no Smith, y Knight obviamente era un gran fan del profeta).

El término bíblico "Urim y Tumim" en la historia de Knight parece ser un término usado más adelante para referirse a la piedra vidente. Lucy Smith comentó: "José mantuvo el Urim y Tumi[m] constantemente en su persona," incluso la llevaba con él mientras trabajaba en el aljibe. Fue por medio del "Urim y Tumim", según Lucy, que José recibió un mandamiento que debía bautizar a Oliver Cowdery, y que Cowdery debía bautizarlo. En un tiempo una intimación "fue dada por medio del Urim y Thumim", cuando José "una mañana se lo llevó a los ojos para mirar en el registro, pero en lugar de ver las palabras del libro [de Mormón], se le mandó escribir una carta a un tal David Whitmore [Whitmer]".

Las historias también difieren en cuanto a lo que supuestamente pasó con las planchas de oro. David Whitmer dijo en una entrevista en 1884 que las planchas "fueron llevadas por el ángel a una cueva, la cual vimos por el poder de Dios mientras estábamos aún en el Espíritu". William Smith en 1841 que José" fue ordenado por una visión a enterrar las planchas de nuevo de la misma manera, lo que en consecuencia hizo". Brigham Young, quien se unió a la Iglesia Mormona en 1832, dijo que José Smith y Oliver Cowdery fueron al Cerro Cumorah y "la colina se abrió, y entraron en una cueva”. Orson Pratt se refirió al " gran repositorio de todos los numerosos registros de las antiguas naciones del continente occidental", que "estaba situado en otra sección de la colina”.

En conjunto, estos primeros relatos sobre las planchas de oro colocan el evento dentro de un contexto más amplio en la caza de tesoros enterrados. Smith informó que obtuvo las planchas de oro de la tierra donde habían estado escondidos durante 1.400 años. Al igual que en sus intentos anteriores de localizar objetos perdidos y valiosos tesoros en la tierra, José encuentra las planchas mirando en su piedra. Sacó su hallazgo del depositario donde estaba y lo dejó en el suelo. Después de soltarla, sin embargo, de repente desapareció y volvió a entrar en la caja. Esto es similar a otra excavación de tesoros en la que participó, con el guardián de pie junto al tesoro protegiendo el material.

El espíritu guardián es un enfoque constante en estas primeras historias. Si el guardián de las planchas era un espíritu o un ángel, su objetivo era velar por la caja enterrada y su contenido. Smith hizo todo lo posible para obedecer las órdenes del espíritu. Llevó ropa especial. Se le dio una simple orden de no poner las planchas en el suelo. Cuando lo hizo, el espíritu le golpeó y le impidió obtener el tesoro. Porque él no hizo lo que se le instruyó, le dijo a José que viniera otro año y trajera a su hermano Alvin con él. Luego miró en la piedra y se enteró de que iba a llevar a Emma Hale.

Muchos aspectos de la historia contada en Nueva York y Pensilvania fueron posteriormente revisados, sobre todo los detalles que unían las planchas de oro y la búsqueda de tesoros. Rodger I. Anderson comentó sobre por qué estos detalles fueron omitidos de los relatos históricos de Smith:
Su historia anterior de las planchas que desaparecieron y volvieron a aparecer tan misteriosamente no se menciona a causa de su similitud con los tesoros tan elusivos que se le acusó de buscar, la orden del espíritu de llevar a Alvin a la colina y después de la muerte de Alvin, a Emma, ha sido eliminada, ya que tenía más tonos de magia ritual que de religión "pura y sin mancha", y el recuerdo de José Knight de que Smith había "visto en su piedra" cómo encontrar a la persona adecuada se descartó debido a su parecido con la acusación de buscar tesoros de la que había sido condenado en 1826. Smith aprendió por experiencia que no todos veían esas actividades como divinas.

En la versión de la historia de las planchas de oro de 1832, Smith no recibió la orden de hacer tareas elaboradas para romper el hechizo, pero fue simplemente informado por el ángel que en su "debido tiempo has de obtenerlos". En el momento del relato de Smith, desde 1838 hasta 1839, fue instruido desde el principio que no habría un período de espera de cuatro años: "Hice un intento de llevarlas conmigo, pero se me fue prohibida por el mensajero y otra vez fui informado que el tiempo de sacarlas aún no había llegado, ni llegaría por cuatro años a partir de ese momento”.

Crítica de Inventing Mormonism en el BYU Studies:

Independientemente de lo que haya motivado este volumen, merece una lectura cuidadosa por parte de los estudiantes de la historia de los Santos de los Últimos Días. El texto es relativamente breve pero muy detallado (casi tediosamente detallado en algunos lugares). Las notas y anexos que se acompañan son útiles, y el ensayo bibliográfico es especialmente ventajoso. Es evidente que los autores han dedicado mucho a su investigación, después de haber revisado con esmero diversos archivos, buscado en registros de impuestos y evaluaciones de censos para complementar las declaraciones tan conocidas por sus contemporáneos que recordaron la familia de José Smith.

Cualquiera que sea la motivación de Marquardt y Walters, debemos admitir que han buscado y rastreado a través de oscuros, pero en ocasiones importantes, registros en sótanos mohosos y cortes indescriptibles con más diligencia y minuciosidad que la mayoría de nuestros historiadores mormones.

En segundo lugar, me gusta pensar que yo podía tomar muchas de las evidencias contenidas en este volumen y llegar a conclusiones diferentes. Yo no habría titulado al volumen “Inventing Mormonism”, un título desafortunado porque implica que José literalmente fabricó sus experiencias; un concepto religioso que los historiadores más serios rechazan (¿quien?). En su lugar, me gustaría retratar a José como un ser humano creciendo y desarrollándose, quien en su vida pasó tanto tiempo en la tierra como en el cielo y que durante toda su vida tuvo ocasión de modificar su conducta y arrepentirse (a veces el Señor le dictó que lo hiciera).


Comentarios

  1. Genial! Gracias por difundir estas cosas en ingles.

    Crei que estaba solo. Es necesario comenzar a traducir toda esta información desde el ingles para toda la gente latina que ve privada su libertad y su acceso a la información por una mera barrera idiomatica.

    Próximamente comenzaré mi propio blog sobre estos temas.

    Estamos en contacto.

    B Side. La otra cara de la IJSUD.

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  2. Bienvenido, B Side. No te olvides de compartir tu blog con nosotros, asi leemos tu material!

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  3. De dónde salió la historia de la expada de Laban??????

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