Episodio 108: El archivo del FBI de Ezra Taft Benson

INTRODUCCIÓN A EZRA TAFT BENSON Y LOS CONFLICTOS POLÍTICOS MORMONES

Cuando decidí dejar de asistir a la Iglesia SUD, hace ya algunos años, me desvinculé de su literatura y de cualquier tipo de información tanto como pude. Ya que yo no dejé la Iglesia por causa de que descubriera que gran parte de su historia y de su doctrina estuviera modificada, oculta o falsificada, no se despertó ninguna curiosidad en mí. Mis motivos fueron más bien ideológicos. No me sentía bien con la política y el rancio conservadurismo de la misma.

Con respecto a la historia de la Iglesia yo sabía que sólo había dos clases de libros que podía obtener:

1) Los libros publicados y aprobados de la Iglesia SUD, y por lo tanto parciales en favor de la misma.

2) Los libros publicados por organizaciones de carácter evangélico / protestante, como Los Fabricantes de Dioses del que disponía de un ejemplar (y de una respuesta en inglés, que aún poseo: The Truth About the God Makers de Gibert W. Schaffs.), Estudio de las Sectas, El Mormonismo y yo, y otros. Todos ellos parciales en contra de la Iglesia SUD y con un solo mensaje: La Iglesia SUD es falsa porque la verdad se haya en el protestantismo.

Con esta clase de información tan parcial en mi poder era consciente de que me era imposible llegar a la verdad. Así que ni me lo planteé, simplemente ignoré todo lo relacionado con la Iglesia SUD. No fue una decisión premeditada. Como me gustaba leer me dediqué a leer libros de narrativa, clásicos del siglo XIX y algunas novelas de ciencia ficción de entre las décadas 40-60 que, creo que son las más interesantes, y la literatura SUD cayó en el olvido. En ningún momento me planteé leer literatura de la Iglesia (ni a favor ni en contra).

Hacía tiempo que había caído en mis manos un libro que todavía no había leído titulado Crisis de Conciencia. Este libro estaba escrito por un ex-testigo de Jehová que había sido miembro del cuerpo gobernante, el órgano más alto de los testigos de Jehová. Un día lo vi en la estantería y me dije, “es como si un apóstol SUD dejase la iglesia y comenzase a hablar sobre ella”. Pensé que tenía cierta verosimilitud y decidí leerlo. Creo que fue uno de los libros que más han influido en mi vida.

Probablemente tenga mucho que ver la época de mi vida en la que lo leí. Fue el momento adecuado. Hasta el momento yo no había leído nada similar, ni siquiera dentro de mi propia iglesia. No sabía quién era Fawn Brodie, ni Juanita Brooks, ni Michael Quinn, ni Grant Palmer. No sabía que existían libros bien documentados sobre ninguna Iglesia (exceptuado a la iglesia católica, por motivos históricos), y este libro, aunque no versaba sobre la iglesia a la que había dedicado tantos años, era una experiencia nueva para mí. No es mi intención hacer ahora mismo un resumen del libro, pero sí quiero citar algunos extractos que tiene mucho que ver con el tema que vamos a tratar.

Creo que lo que más me sorprendió del libro fue descubrir que el miembro común, testigo de Jehová, tiene una visión de su Cuerpo Gobernante (como ellos llaman a sus dirigentes de más alto rango) muy parecida la que nosotros teníamos (o los SUD actualmente activos tienen) del nuestro, es decir, la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce.

Espero no aburrir a nadie si cito algunas palabras de Raymond Franz, el autor de Crisis de Conciencia:
La mayoría de los Testigos de Jehová perciben las sesiones del Cuerpo Gobernante como reuniones de hombres que dedican grandes cantidades de tiempo al estudio intensivo de la Palabra de Dios. Ellos piensan que éstos se reúnen para considerar con humildad cómo pueden ayudar mejor a sus hermanos a entender las Escrituras, para discutir maneras constructivas y positivas de edificarlos en la fe y el amor, las cualidades que motivan las obras cristianas genuinas, haciendo todo esto en sesiones donde las Escrituras siempre se consultan como la única autoridad válida y suprema. (Crisis de Conciencia, capítulo 5, pág. 107.)
Si sustituimos la primera frase por “La mayoría de los mormones perciben las reuniones de la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce . . .” el resto lo podríamos dejar prácticamente como está, exceptuando que los mormones piensan que sus líderes también pueden recibir revelaciones de Dios, además de usar las escrituras. Pero el núcleo, la intencionalidad de una reunión espiritual, en armonía, donde reina un espíritu de comunión, es el mismo. Era como si hablasen de mi propia Iglesia.

Raymon Franz añade:
A través de los años participé en muchas, muchas reuniones donde asuntos que podían seriamente afectar las vidas de las personas se discutieron, pero en las cuales la Biblia no se usó, ni siquiera se mencionó, por prácticamente nadie de los que estaban participando. (Crisis de Conciencia, capítulo 5, pág. 108.)
Empecé a plantearme si quizás lo mismo podría ocurrir en mi iglesia.

Hasta ese momento yo no me había planteado seriamente que los quince dirigentes SUD (la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce) podrían no ser tan espirituales como pensábamos. El día que asistí (como misionero) a la reunión que se hizo en España cuando el Presidente Monson vino en el año 85 (como apóstol), yo me dije, “estoy con un hombre que seguramente ha visto a Jesucristo cara a cara”. Esa era la visión que teníamos de los quince. Esa es la que tienen muchos miembros.

Pero muchos años después, leyendo a Raymond Franz, empecé a ver las cosas de otra forma. Los Testigos de Jehová idealizaban a sus líderes. Tal vez los mormones estaban haciendo lo mismo.
La vasta mayoría de los Testigos de Jehová no son conscientes de las realidades de la estructura autoritaria. Por mi larga experiencia entre ellos, en muchos países, sé que para un porcentaje considerable la organización posee cierta “aura”, como si alguna luminosidad irradiara de ella imprimiendo a sus pronunciamientos una importancia más allá de la que normalmente se les daría a palabras de hombres imperfectos. Las enseñanzas adquieren una cualidad esotérica, entendiendo por “esotérica” “aquello que está destinado para, y entendido sólo por, el especialmente iniciado”, usualmente aquellos de un grupo privado, exclusivo. La mayor parte de ellos asumen que las sesiones del Cuerpo Gobernante toman lugar en un alto nivel, manifestando un conocimiento de las Escrituras y una sabiduría espiritual fuera de lo común. (Crisis de Conciencia, capítulo 12, pág. 389.)
El aura del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová es la misma aura que poseen la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce. No hay diferencia. Y no se les debe de criticar:
Como Testigos, todos son, en efecto, amonestados de esta manera: Después de haber sido nutridos hasta nuestra presente fortaleza y madurez espirituales, ¿de repente venimos a ser más inteligentes que nuestro proveedor anterior y olvidamos la guía iluminadora de la organización que nos sirvió de madre? Se encuentran amonestaciones constantes a ser humildes, queriéndose decir que se acepte, sea lo que sea, lo que la organización provea como si viniera de una fuente de sabiduría superior. (Crisis de Conciencia, capítulo 12, pág. 389.)
Podemos comparar esto con algunas frases de los profetas y apóstoles SUD:
Si los miembros de esta Iglesia que buscan las fallas de los líderes de la Iglesia y critican a los que dan su vida para bendecirnos y beneficiarnos se detuvieran lo suficiente para orar y preguntarse: “¿A cuál de estos maestros debo seguir para estar a salvo?”, no tendrían ninguna dificultad en hallar el curso correcto, y sostendrían a aquellos a quienes sostiene el Señor (George Albert Smith, Conference Report, abril de 1937, pág. 33.)
Los miembros SUD creen en obedecer y no criticar a sus líderes porque creen la Iglesia SUD es “la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la tierra” (DyC 1:30)

Y según explica Raymond Franz, “Esta es, se les dice, ‘la única organización en la Tierra que entiende las cosas profundas de Dios’”. (Crisis de Conciencia, Capítulo 12, pag. 389)

Ahora bien, ¿Qué ocurre cuando un líder (como, por ejemplo, Brigham Young) expresa sus propias opiniones como si fueran escritura? Brigham Young dijo: “Nunca he predicado ni enviado un sermón a los hijos de los hombres, que no puedan llamarle Escritura” (Diario de Discursos 13:95, 2 de enero de 1970).

Y curiosamente un ex-Testigo de Jehová, Raymond Franz le responde:
Todo el mundo tiene el derecho de expresar opiniones. Pero hombres que alegan ser voceros de Dios en la Tierra ciertamente no tienen el derecho de expresar meras opiniones al mismo tiempo que alegan que lo que dicen está respaldado por la Palabra de Dios y debe ser aceptado como tal. (Crisis de Conciencia, capítulo 8, pág. 220)
Hoy día la Iglesia acepta que no todo lo que dijo Brigham Young es correcto, ni mucho menos escritura.

En definitiva, lo que pretendo mostrar es que no se trata de si son líderes inspirados. No se trata de si es la única iglesia/organización sobre la que descansa la verdad divina. No se trata de obedecer a los “voceros” de Dios.

Es simplemente una forma de manipulación, la misma para todas las organizaciones.

En el ensayo siguiente, que es una traducción de un magnífico ensayo de Michael Quinn, veremos que los profetas y apóstoles no poseen esa aura, ni existe esa unidad o armonía entre ellos. Que son seres humanos con todas las debilidades de todos los seres humanos. Orgullosos, pedantes en ocasiones y algunos de ellos muy radicales.

El ensayo se centra en Ezra Taft Benson y su relación con una organización de extrema derecha: la Sociedad John Birch. Muchos conocen que Benson fue secretario de agricultura de Dwight D. Eisenhower, pero pocos saben que lo fue a la vez que era apóstol, y tuvo un permiso especial de David O. McKay para ejercer como tal.

Acompaño al discurso un artículo del Salt Lake Tribune y dos discursos de la Conferencia General, uno del mismo Benson y otro de Hugh B. Brown. Después de leer el ensayo entenderéis por qué los he anexionado y que a veces un discurso tiene un significado para el miembro común, pero en el fondo es un mensaje indirecto y con muy mala uva, a otro miembro del cuorum.
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LOS ARCHIVOS DEL FBI ARROJAN LUZ SOBRE EZRA TAFT BENSON, IKE Y LA SOCIEDAD BIRCH

(“Ike” era el apodo de Dwight D. Eisenhower. Nota del traductor.)

Futuro líder de la Iglesia SUD escribe a Hoover del FBI: “¿Cómo puede [Eisenhower] ser utilizado de manera tan efectiva como una herramienta al servicio de la conspiración comunista?”

Su carta al director del FBI, J. Edgar Hoover estaba llena de dinamita política, por lo que Ezra Taft Benson la marcó como “personal/confidencial”.

Benson—el único hombre que ha servido en un gabinete presidencial y más tarde dirigió una iglesia a nivel mundial, los mormones—estaba tratando de convencer a Hoover de que la Sociedad John Birch era un grupo anticomunista con las ideas claras. Así que escribió de lo convencido que estaba de que un amigo común había sido un instrumento de la conspiración comunista mundial.

Ese amigo no era otro que el ex presidente Dwight D. Eisenhower, para el que Benson había servido como secretario de Agricultura de principio a fin de su mandato de ocho años.

“En mi estudio de la conspiración [comunista], que estoy seguro que es débil en comparación con la suya propia, las consecuencias de las acciones del Sr. Eisenhower en el trato con los comunistas han sido trágica”, escribió Benson.

El argumentó a Hoover, a quien veía como un amigo y compañero de combate contra el comunismo, que Eisenhower ayudó a la propagación del comunismo más de lo que lo dañó, tal vez porque era lo más conveniente para un político ambicioso.

“¿Qué diferencia hay si tu casa es incendiada por un ignorante, una persona que quiere entrar en calor rápido, o por un incendiario?” escribió sobre el ex presidente. “Hay muy poca diferencia”.

 Dijo que debido que la libertad fue amenazada por los blandos soportes contra el comunismo, ponderó el hacer públicos tales sentimientos “incluso con el riesgo de destruir la influencia de los hombres que son ampliamente queridos y respetados”—incluyendo a Eisenhower.

Eso y otras cartas del grueso archivo del FBI sobre Benson, obtenidas a través de una solicitud de Libertad de la Información, sugieren que Benson fue un prematuro miembro del “tea party” –uno que llego a servir de inspiración 50 años más tarde a este movimiento moderno.

Al igual que los actuales “tea partyers”, Benson estaba preocupado por las amenazas a la libertad y la Constitución. Temía que demasiados cargos públicos de gran alcance—incluyendo el presidente de EE.UU.—no fueran a defender la Constitución, y en su lugar ayudaran a sus enemigos, por ambición, conveniencia u otros motivos más siniestros.

La revista The New Yorker, en su número del 18 de octubre, incluyó a Benson como uno de los padres fundadores ideológicos del “tea party” – la cual los llamó sus “padres cofundadores”—señalando cómo los escritos y discursos públicos de Benson se citan y son admirados por el comentarista Glenn Beck, un ícono del movimiento.

(También señaló cómo Beck, que es miembro SUD, promueve activamente las obras del último autor/activista de Utah, Cleon Skousen, que denunció la corrupción comunista en el gobierno de Estados Unidos, mientras que defendía a la Sociedad John Birch.)

Los archivos del FBI sobre Benson muestran una batalla entre bastidores en la que Benson trató de persuadir al FBI a que no condenara a la Sociedad John Birch, formada en 1958 por Robert Welch y llamada así por un misionero que se convirtió en soldado asesinado por los comunistas chinos después de la Segunda Guerra Mundial.

Curiosamente, los archivos también muestran que el FBI de Hoover espió en dos ocasiones a Benson—posiblemente por orden de Eisenhower—para determinar si podría abandonar el gobierno en tiempos de amplias críticas. Los archivos también muestran que Hoover mintió en los últimos años para evitar a Benson, tratando de distanciarse del apoyo que Benson daba a la Sociedad Birch.

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Mirando atrás

El hijo de Benson, Reed, y la esposa de éste, May Hinckley Benson, dijeron en una reciente entrevista al Salt Lake Tribune en su casa de Provo que no estaban sorprendidos por los puntos de vista que figuraban en los archivos del FBI.

Ellos vieron de cerca como Ezra Benson concibió un odio hacia el comunismo porque destruía la libertad personal y religiosa. A veces mostraba la frustración que le causaba que Eisenhower y los Estados Unidos no estuvieran haciendo más contra él.

“Cuando sentía que tenía razón, era increíble lo duro que luchaba por ello”, dijo May Benson al periódico.

Ellos dijeron que su odio hacia el comunismo se basaba en su experiencia cuando, siendo un apóstol nuevo, fue enviado por la Iglesia SUD a supervisar sus actividades de ayuda en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Benson escribió más tarde que observó cómo la mitad del continente cayó rápidamente en manos del comunismo y perdió el derecho a la libertad de culto.

Reed Benson dijo que cuando su padre fue elegido como secretario de agricultura, sabía que una de las primeras células de comunistas que se encontraban en el gobierno habían estado en ese organismo. Por lo tanto, los archivos del FBI muestran que Benson dió lo que era entonces un paso inusual (aunque rutinario ahora) y pidió a Hoover que llevara a cabo una verificación de sus propios antecedentes para asegurar su lealtad.

Los únicos problemas encontrados fueron unas multas de estacionamiento y exceso de velocidad. Los archivos muestran que Benson quería el mismo escrutinio para sus principales colaboradores; el FBI también verificó los antecedentes de ellos.

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Primera Controversia

Justo después de asumir el cargo en 1953, el utaheño se convirtió en el primer miembro del nuevo gabinete en crear polémica al atacar a los subsidios agrícolas del gobierno – mostrando preocupación en voz alta porque creía que eran demasiado socialistas, lo que molestó a muchos agricultores y miembros del Congreso.

Edgar Hoover
Los principales medios de comunicación en el momento—incluyendo el Saturday Evening Post y The Nation—conjeturaron que Benson era “prescindible” o que podría ser “promovido a una embajada”.

Los medios de comunicación no fueron los únicos en pensar que Benson se podría marchar. El FBI de Hoover también espió un poco sobre el asunto. Por ejemplo, el 20 de noviembre de 1953, un memorando del FBI dice que un subsecretario de estado (cuyo nombre fue censurado en los archivos publicados) informó al FBI de que “el presidente está un poco molesto con el secretario de agricultura Benson”, ya que “no ha tenido éxito en calmar a los agricultores, a los ganaderos, a los lecheros ni al capitolio”.

El memorando del FBI decía que “la cuestión se ha traspasado ahora a la Casa Blanca y . . . el presidente no está contento con todo el asunto”. Añadía que la fuente del Departamento de Estado decía: “Parece que Benson será el “cabeza de turco””.

“¿Por qué a Hoover y al FBI les preocupaba si Benson se marcharía? Al pasar de los años, algunos han acusado, y los archivos del FBI así lo han demostrado, que a veces Hoover investigaba a políticos de la época y utilizaba la información resultante para fortalecer su influencia con los presidentes.

Mientras que Benson resistió las peticiones de renuncia en 1953, otra tormenta similar llegó en los años 1957-58 debido a sus ataques a las ayudas a los productos lácteos. Una vez más, el FBI hizo un poco de espionaje para ver si Benson iba a renunciar, hablando con sus ayudantes e incluso con el propio Benson de pasada. Si Benson se iba voluntariamente, sería de interés para la Casa Blanca, pero los censores ocultaron dónde fue enviado el informe espía exactamente. Benson acabó permaneciendo durante toda la administración Eisenhower.

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Amigos y aliados

Mientras Hoover le espiaba, el director del FBI logró dejar a Benson la impresión de que eran amigos y compañeros de lucha contra el comunismo.

Los archivos muestran que intercambiaban copias de libros y discursos. Hoover envió mensajes de aliento cuando Benson estaba enfermo y cuando su madrastra murió. Él escribió una nota de agradecimiento a Benson por el servicio prestado, cuando éste salió del gabinete. También, una vez invitó a Benson a que presentase a su hijo Reed, para que se convirtiera en un agente del FBI.
A su vez, Benson invitó a Hoover a que hablase en una conferencia general de la Iglesia SUD (a lo que Hoover se negó), a asistir a un concierto del Coro del Tabernáculo Mormón con la esposa de Benson, dio su aprobación para que la editorial de la Iglesia SUD, Deseret Book Co. imprimiera una recopilación de los discursos de Hoover (lo que nunca ocurrió), e incluso le invitó a que asistiera a un recital de música de una de las hijas de Benson.

“Soy consciente de que sólo en la otra vida apreciaremos plenamente todo lo que ha hecho para preservar la libertad en este país”, escribió Benson a Hoover en 1965. “Estoy muy agradecido por su exposición de la conspiración comunista y de la maravillosa organización que tiene establecida en el FBI”.
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Frustraciones

Pero Benson no estaba tan contento con los demás en la administración de Eisenhower.

Reed Benson dijo que su padre trató de persuadir al Departamento de Estado, por ejemplo, a reconsiderar su apoyo a Fidel Castro en Cuba, después de que los agregados de agricultura advirtieran a Benson que tal apoyo podría conducir a ese país al comunismo.

También estaba molesto por la orden que le dio Eisenhower a Benson para que llevara al Premier soviético Nikita Khrushchev a un centro de experimentación agrícola, cerca de Washington en 1959. Benson dijo en un discurso de 1967, “me opuse a que viniera entonces, y todavía siento que fue un error recibir a este asesino ateo como visitante de estado”.

Con tales frustraciones, Benson se involucró con la John Birch Society, una vez que había dejado el cargo. Después de que Reed Benson perdiera las elecciones al Congreso en 1962, dijo que la sociedad Birch se acercó a él, y encontraron que compartían ideologías.

“La Sociedad John Birch cree en menos intervención del gobierno, mayor responsabilidad individual y un mundo mejor”, dijo Reed Benson en El Tribune.

Cuando la sociedad ofreció a Reed un trabajo como coordinador de Utah, los registros del FBI muestran que su padre hizo una llamada telefónica para saber lo que pensaba la oficina sobre el grupo. Fue el comienzo de la defensa de Benson de la sociedad Birch.

Un agente escribió, “Yo le informé extraoficialmente de que . . . que yo sepa, el FBI no ha investigado a la Sociedad John Birch”. El agente añadió en sumario de la conversación, “Benson ha llegado a la conclusión de que la sociedad está haciendo mucho bien en la lucha contra el comunismo y cree que es patriótica en sus motivos”.

Benson también dijo al agente que esperaba reunirse pronto con Hoover en Washington “para discutir con él acerca de la amenaza del comunismo y el papel de la Sociedad Birch”.

Debido a eso, los funcionarios de las oficinas del FBI escribieron un documento informativo para preparar a Hoover en el caso de que Benson llamase.

Llamaron a la sociedad como “probablemente el grupo de extrema derecha más publicitado en el país”, y recomendaron mantener a Benson lejos de Hoover—incluso mentir, si era necesario, y decir que Hoover no estaba disponible para hablar con Benson.

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Comunismo ateo

El 17 de mayo de 1965, Ezra Taft Benson escribió a Hoover con una petición. “Me han llegado rumores, no totalmente confirmados, de que algunos de nuestros grupos liberales “de actitud blanda con los comunistas” están planeando presionarle para que haga una declaración en contra de la Sociedad John Birch”. Benson instó a Hoover a que no lo hiciera.

“Estoy convencido de que esta organización es el grupo no-religioso más efectivo en América contra el avance del socialismo y el comunismo ateo”, escribió Benson.

Hoover, sin embargo, en respuesta a una pregunta en una conferencia de prensa poco después, dijo que tenía poco respeto por la sociedad o por su fundador, Robert Welch.

Después de la desaprobación de Welch por parte de Hoover, Benson decidió reunirse con Hoover para explicarle su apoyo a la sociedad y cómo los escritos de Welch le habían convencido de que Eisenhower ayudaba al comunismo.

Los archivos muestran que los ayudantes de Hoover le dijeron a Benson en dos ocasiones que no estaba disponible para una reunión de este tipo—como los memorandos le habían aconsejado que hiciera. Así Benson escribió a Hoover la conflictiva carta marcada como “personal/confidencial” el 28 de mayo de 1965, delineando sus conclusiones acerca de Eisenhower.

Benson también le envió un libro de Welch titulado El político, señalando que ese libro le había llevado a sus conclusiones acerca de Eisenhower.

En el libro, Welch sostiene que o bien Eisenhower era un ignorante, un político cegado por el oportunismo o bien “ayudó a la conspiración comunista conscientemente”—y dijo que realmente no importaba porque “todo llevaba al mismo fin . . . a saber la tragedia”.

Benson escribió a Hoover que él anotó las siguientes palabras en la última página en blanco del libro después de haberlo leído: “Acabo de terminar este volumen impactante . . . Aunque no estoy completamente de acuerdo con algunas de las conclusiones del autor, uno debe reconocer que la documentación aportada hace la tesis del libro más convincente”. ¿Cómo puede un hombre [Eisenhower] que parece ser fuerte en los principios cristianos y los conceptos americanos básicos, ser utilizado tan eficazmente como una herramienta al servicio de la conspiración comunista? “Creo que la respuesta se encuentra en el hecho de que estos ateos conspiradores comunistas y sus compañeros de viaje son maestros del engaño y engañaron a los escogidos. ¡De qué manera nuestra gente necesita ser alertada e informada!”

Benson añadió que esperaba que el libro sería publicado ampliamente a 1 dólar.

“Esta historia debe contarse aún con el riesgo de destruir la influencia de hombres que son ampliamente respetados y queridos por el pueblo estadounidense. Las apuestas son altas. La libertad y la supervivencia son los asuntos”, había escrito en su copia del libro.

Benson también escribió de Eisenhower: “Supongo que nunca sabremos en esta vida el por qué hizo algunas de las cosas que hizo que dieron ayuda a la conspiración [comunista]. No es mi prerrogativa divina el saber los motivos de los hombres. Es más fácil, sin embargo, juzgar las consecuencias de las acciones del hombre”.

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Evasivo

Hoover solamente envió una breve nota de vuelta: “Ha sido de verdad considerado de su parte mostrarme sus opiniones respecto a la Sociedad John Birch y su líder”. Después simplemente concluyó, “he tomado nota de sus impresiones”.

Tales impresiones conducirían a Hoover a seguir el consejo de sus asesores y cortar todo contacto con su amigo.

Eso incluyó declinar la oferta de que la editorial propiedad de la Iglesia SUD, Deseret Book Co., publicase una compilación de los discursos de Hoover.  Sus ayudantes le aconsejaron esto debido a las cartas de Benson: “Si nos adherimos a este proyecto, podría de alguna manera ser utilizado en beneficio de la Sociedad John Birch”.

Aun así, en los años siguientes Benson mantuvo una correspondencia cordial con Hoover y le envió materiales de la Sociedad John Birch en varias ocasiones. En 1971, volvió a solicitar una reunión con Hoover mientras estaba en Washington durante unos días para una conferencia de la iglesia.
El personal de las oficinas del FBI también desaprobó esa solicitud.

“No creemos que el director deba tomar tiempo de su apretada agenda para reunirse con el Sr. Benson, ya que es muy posible que traerá a su hijo Reed Benson con él para esa reunión”, quien, según la nota, era entonces el director nacional de relaciones públicas de la Sociedad John Birch.

Cuando Reed Benson llamó para verificar la disponibilidad de Hoover para reunirse con él y su padre, los memorandos del FBI dicen, “El director indicó que en aquel momento estaba completamente ocupado” como los memorandos del personal le habían sugerido que dijera.

Hoover murió sólo unos meses después de la última reunión solicitada. Benson viviría otros 22 años—tiempo suficiente para ascender a la presidencia de su iglesia y para ver la caída del comunismo en Europa del Este. Sin embargo, habló poco de esa caída, centrándose en asuntos más espirituales de su iglesia, incluyendo el instar a los miembros SUD a que leyeran constantemente el Libro de Mormón. Benson murió a los 94 años de edad en 1994.

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¿El ex presidente mormón un “tea partyer”?

Al actual movimiento tea party le gusta rastrear sus raíces hasta la década del 1700, pero los antepasados ​​más relevantes pueden ser los fervientes anticomunistas de hace medio siglo, entre ellos, Ezra Taft Benson. El, una vez, secretario de Agricultura, que pasó a convertirse en la cabeza de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, fue un tenaz defensor de la Sociedad John Birch y temía que poderosos cargos públicos—entre ellos un presidente de Estados Unidos—ayudaran a los enemigos ateos de la nación en el debilitamiento de la Constitución.




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